Hace días atrás pisábamos con tranquilidad...
Hace días atrás pisábamos con tranquilidad y sin saber que luego deberíamos estar encerrados de nuevo en nuestra caja, realizando acciones que antes solíamos hacer fuera de esta y que ahora pertenecen nuevamente a la caja. Nuestros estados de ánimo pasan de blanco a negro y de negro a blanco en una sucesión que desconocíamos hasta entonces, de calma a histeria, pasamos de hacer ejercicio por la mañana a sentarnos por la tarde a mirar noticias que nos alarman y luego volvemos decididamente a ocupar nuestra mente con alguna acción que nos traslade al “blanco”. En el exterior, ¿qué sucede en las calles?, si nos asomamos por el borde de la caja, algunos vemos nubes de colores, otros ojos descubiertos damos en el pájaro que camina por el árbol, quizás el edificio de enfrente que siempre lo calificamos de feo por ser gris y opaco ahora lo vemos de colores, y es que es cierto que ahora todo lo que no sea nuestra caja nos parece bello, porque nunca antes nos detuvimos a observar por donde pisábamos y qué colores caracterizaban nuestros días, porque a pesar de tener dos ojos bien abiertos nunca nos percatamos que los atardeceres eran distintos todos los días, o que el edificio cambiaba incluso con el más mínimo rayado que se hiciera sobre él.